martes, 17 de julio de 2007

3ª PARTE

3º PARTE

ARTE



Continuación de la comparecencia al superviviente 95.628


Se transcribe:


La experiencia del fallecimiento y posterior reanimación de mi mujer, aquella horrible mañana en el hospital, sigo pensando que fue lo que me salvó la vida.


Mientas otras muchas personas de mi ciudad se enteraban de la infección mediante noticias sesgadas o rumores yo lo tenía muy claro. Sabía que los que habían sido mordidos se convertían en lo que fuera que se había transformado mi mujer.



Conocía perfectamente la forma de pensar de los políticos, al fin y al cabo yo era uno de ellos. Sabía que para cuando quisieran tomar medidas ya sería demasiado tarde. La burocracia y el escepticismo jugarían en nuestra contra. No les culpo, yo tampoco lo creería si no hubiese visto con mis propios ojos a la que era mi mujer comiéndose a una compañera…

(funcionario): Sabemos que es difícil no entremezclar los sentimientos con los hechos de los que todos hemos sido víctimas, pero la finalidad de esta toma de declaración es la de sacar conclusiones, saber cómo fueron las primeras reacciones de las autoridades, fallos organizativos y de logística, para ello debemos ceñirnos estrictamente a la evolución de la infección en las distintas localidades, su testimonio como miembro de un equipo de gobierno local en Pontevedra es vital, prosiga por favor, muchas gracias.


…Está bien… discúlpeme…


Fui a buscar a mis hijos a casa de mis padres, como ya dije Enrique tenía quince años y Elena acababa de cumplir doce. Fueron momentos duros, pero no les mentí. Les conté a todos lo que había pasado, lo más suavemente posible por supuesto. Pero entendí que tenían que tomar conciencia lo antes posible de la situación, era algo crítico.


Mis padres me preguntaron si había tomado drogas o algo por el estilo. Qué donde estaba realmente Rosa, que yo que se…. Todo menos creerse lo que les estaba contando, llamaron al Hospital y como me temía no confirmaron nada, desvirtuaron la realidad hablando de enfermos y de infecciones en vez de hablar de muertos caníbales que era de lo que trataba el asunto. Esto no hizo más que reafirmarme en mis sospechas de que aquello fuese lo que fuese pronto se escaparía de cualquier control.


Trasladé a mis hijos al puerto deportivo de Marín, a pocos kilómetros de Pontevedra. Hacía unos años que me había comprado una pequeña lancha motora cabinada. Solo seis metros de eslora, pero con un potente motor que me permitía disfrutar del mar en las épocas estivales.


Nos alojamos en ella. Ni que decir tiene que con la opinión en contra de mis hijos, estábamos en pleno mes de Enero y no era plato de gusto pasarse el día mojado y en un barquito que a pesar de estar amarrado en un puerto con buen abrigo, se movía como un corcho con el mar de fondo.


Los dejé con órdenes tajantes de no moverse de allí y no dejar que nadie se subiese a bordo. Volví a Pontevedra, en mi casa recogí todo lo que pude de valor o lo que me pudiese ser útil para mi estancia abordo.


Una vez que tenía el coche cargado fui al banco y retiré prácticamente todos nuestros ahorros. Acudí a ver a mis amigos más cercanos y a los que no pude localizar les llamé por teléfono. A todos les interpelé de primeras con la siguiente frase “Se que no me vas a creer pero….” Algunos me mandaron directamente al cuerno, otros me recomendaron un amigo suyo psiquiatra, y unos pocos, aunque no me creyeron, siguieron mis indicaciones de hacer acopio de elementos de primera necesidad y reunión de sus familias en un punto seguro, por si acaso.



Volví para descargar todo lo que pude en el barco. Pedí permiso al guarda muelle para usar un pequeño cobertizo que había en el muelle como almacén, sin dar demasiadas explicaciones, ya había perdido suficiente tiempo. Con el coche descargado otra vez fui a un supermercado cercano y compré todos los víveres que pude.


(funcionario) ¿No intentó usted que esta acertada política de aprovisionamiento se extendiese a nivel gubernativo?


Ummmm… es muy fácil ver los toros desde la barrera, ¿lo que usted insinúa es si intenté convencer al Sr. Alcalde de que el Apocalipsis se nos venía encima? Lo que hice, lo hice porque saqué consecuencias lógicas de lo que había visto en aquel hospital, y por una corazonada ….nada más… no me toque los huevos insinuando si pude haber evitado una sola muerte porque dejamos esto aquí mismo…..



(Funcionario) entiendo prosiga…


Los tres nos teníamos que hacinar en el único camarote que el barco tenía para dormir, e irnos a comer y ducharnos al Club Náutico. Ese era el único momento del día en que les dejaba abandonar el muelle, mis hijos se pasaron varios días sin hablarme. Pensaban que me había vuelto loco después de la muerte de su madre, no entendían porque no habíamos hecho ni funeral ni entierro. A mí me daba igual, mi deber era protegerles a toda costa.



Acudía a diario a Pontevedra, pasaba algunas horas en el ayuntamiento al fin y al cabo seguía siendo mi trabajo. Mis tareas como concejal de deportes pronto perdieron por completo importancia. Al principio no dejaba de hablarse de lo sucedido en el Ambulatorio, la gente me preguntaba por lo ocurrido a mi mujer. Pero pronto aquello pasó a ser poco más que una anécdota comparado con otros ataques. Al día siguiente de lo del hospital, fueron un par, al siguiente diez, y así en progresión geométrica, pero mis sospechas acerca de la manera de actuar de nuestros dirigentes se confirmaron tristemente.


Se tardó demasiado en empezar a ejecutar a los infectados. Se tardó demasiado en hablar de muertos vivientes en los medios. Se tardó demasiado en tomar medidas en conjunto con otros países….



Como me había temido, nuestro mayor enemigo no fue la infección, lo fue nuestra incredulidad. La inclinación a lo políticamente correcto, nuestra tendencia social a que nos rechacen, tomándonos por locos.



Fue entonces..en el principio de la pandemia, por culpa de la ignorancia, cuando sucedieron algunos de los episodios más escalofriantes.


(funcionario): ¿Por ejemplo?


Recuerdo el caso de una mujer a la que un no muerto había mordido. Una herida superficial le dijeron en el hospital, un vendaje, antitetánica y para casa. El problema llegó cuando aquella mujer falleció y se reanimó convertida en un no muerto, mientras cumplía su jornada laboral .. en una guardería infantil…….


(Funcionario): Diosss .. ejem.. bueno creo por hoy ya hemos terminado…estooo… siento que tenga usted que recordar esto pero …


me hago cargo no se preocupe… hasta mañana…

Conste y certifico.

En Tenerife 25/03/0012

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