lunes, 20 de agosto de 2007

EPÍLOGO

EPÍLOGO



Continuación de la comparecencia del superviviente 95.628

Se transcribe:

(funcionario) Me ha contado el “incidente” con aquellos isleños, ¿que ocurrió con el resto de los habitantes?


Las cosas como le dije no eran, ni mucho menos, como nos habíamos imaginado.


Muchos de los que habitaban Ons al principio de la infección, la habían abandonado por diversos motivos. Muchos en busca de familiares, otros, prefirieron alojarse en el punto seguro de Vigo.

Los que quedaban, en total unos veinte habitantes, estaban enfrentados entre sí. La escasez de recursos había hecho mella en la buena convivencia. Y según nos contaron posteriormente, el que nos disparó con el rifle era el dueño del mejor negocio de hostelería de la aldea. Junto con su hermano, su mujer y su hijo se había impuesto por la fuerza a los demás habitantes, poseían el único generador de electricidad y solo lo compartían a cambio de abusivas prebendas. De ahí, su interés porque nadie más se uniese a la comunidad, la cual, ya tenían controlada… En fin, digamos que los restantes isleños no se molestaron demasiado cuando descubrieron lo que habíamos hecho con sus vecinos.


Ocupamos algunas de las casas vacías y nos esforzamos en mantener una buena relación con los demás habitantes. A pesar de eso, a todos nos costó mucho, en un principio, adaptarnos a la vida en la isla. A la alegría por sentirnos por fin a salvo de la infección le siguió el desánimo, sabíamos que no podríamos salir de allí en mucho, mucho tiempo.


(funcionario) ¿Cómo subsistieron estos años?


Creamos, entre todos, una pequeña comunidad bastante bien abastecida dadas las circunstancias. Nos adaptamos como pudimos a la vida en la isla, pronto, se repartieron los roles según las aptitudes de cada uno. Unos obtenían comida de las aves marinas y de sus huevos. Otros, prepararon pequeños huertos, y casi todos explotábamos la abundante pesca. El agua dulce no fue un problema, gracias a las frecuentes lluvias y que la isla cuenta con abundantes acuíferos y pozos.


Supongo que no han sido unos años cómodos para ningún superviviente, pero nos las arreglamos para aguantar estos doce años.


(funcionario) ¿Han tenido contacto con otros supervivientes?


En los meses posteriores, algunos barcos pasaron cerca de las islas. La mayoría siguieron su camino, otros, al ver signos de vida pararon en Ons. Algunos se nos unieron y otros siguieron su hacia el sur en busca de su propio lugar seguro.


Recuerdo que aproximadamente un año después de nuestra llegada, una mañana escuchamos a lo lejos el sonido inconfundible de un helicóptero. Nos reunimos todos los vecinos muy excitados, saltando y haciendo señas al aparato. Venía del interior de la Ría de Vigo y creo que ni nos vieron. De su panza colgaba un red con muchos bidones de combustible y fue tanta la decepción cuando se fue, como la alegría que sentimos cuando lo escuchamos.


Descubrimos meses después que en el archipiélago de Cíes, muy cercano a nuestra isla, había también supervivientes y establecimos relaciones con ellos. Nos contaron lo ocurrido en Vigo, de cómo se había convertido en una ratonera para los que habían acudido al punto seguro. La mayoría de ellos habían escapado de la infección en los primeros días, al igual que nosotros. Creo que los puntos seguros se convirtieron en inmensos restaurantes para los podridos.


Nos ayudamos mutuamente en multitud de ocasiones y cuando reunimos el valor suficiente, juntos, organizamos expediciones a la costa, en la búsqueda de materiales, medicinas y combustibles. Muchos murieron en aquellas expediciones, tan arriesgadas como necesarias, entre ellos, mi hijo Enrique….


(funcionario) Vaya lo siento no tenía idea ¿Cómo fue su rescate”?


Hace cinco meses llegó el primer barco con la nueva bandera, una bandera desconocida para nosotros. Pero sus tripulantes, nos explicaron que era la bandera del nuevo gobierno. Ellos nos contaron como se había vencido a la infección. Nos informaron de que la población mundial había quedado reducida a unos escasos cientos de miles habitantes, pero que todavía quedaba esperanza.


Supimos que los años en los que estuvimos aislados en la isla, fueron años de lucha sin cuartel contra los podridos. Que no quedaba ninguno de los países que anteriormente conocíamos y la sociedad había cambiado drásticamente. Pero la humanidad había vencido, y poco a poco, se reconstruía una nueva sociedad.


Los tripulantes del buque nos contaron de que su misión era la de buscar supervivientes. Sé, que han encontrado gente en los lugares más insospechados y con las historias más escalofriantes. Historias que hacen que dé gracias a dios por haber tenido la idea de refugiarme en un barco con lo que quedaba de mi familia.


Llegar a Ons, mi hogar, fue un milagro. Allí es donde hoy mis nietos hoy pueden corretear por sus playas y a allí es donde volveré para vivir hasta el fin de mis días.


Pero antes, he venido a la nueva capital, como representante de nuestro grupo de supervivientes, para dejar testimonio de nuestro periplo. Es nuestro deseo que las futuras generaciones sepan como conseguimos sobrevivir y como ….empezamos a vivir…


(funcionario) Creo que esto es todo, pronto podrá regresar a su hogar. Su declaración nos ha sido de mucha ayuda. Gracias por su colaboración.


Conste y certifico.

En Tenerife 04/04/0012

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente final... he seguido tu historia desde hace algún tiempo! Saludos!

Unknown dijo...

muy buen relato. me gustó mucho, es muy entretenido. no dejes de inventar y publicar.
besos

Anónimo dijo...

Enhorabuena y gracias por compartir tu relato. Me ha parecido muy bien contado y muy coherente con el material en el que se basa. El detalle del helicóptero cargado de bidones ha sido un guiño gracioso.

Anónimo dijo...

Soy el de antes. Se me olvidaba felicitarte también por el relato del metro. Espeluznante.